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  • Foto del escritorNéstor Barbosa

Los 5 de Isaac Pedrouzo

El mes pasado transcribí las 5 novelas predilectas de Popy Blasco para este blog, por diversos motivos, porque él había realizado la presentación de Mateo en el cadalso en Madrid. Previamente en Ourense, mi ciudad natal, el padrino de mi novela se llamó Isaac Pedrouzo. En ambos casos, ninguno de los dos podía haber sido reemplazado en dicho bautismo literario.


Conocí a Isaac gracias al Torgal cuando pedí mi primera Estrella Galicia. Desde ese instante se convirtió en un fiel testigo de mi crecimiento, no de estatura, a través de los años más generosos de la juventud. Isaac era el Shazam en la década de las blackberry, demostrando de manera perspicaz, un conocimiento inaudito de cultura musical. La delgada barra que nos separaba se volvió cada vez más endeble, y nunca fue de extrañar que se convirtiera también en escritor.


En mi nueva novela La víspera del fin del mundo interpongo entre los dos protagonistas una canción a modo de falsa elipsis para explicar un adolescencia perdida. 5 years time de Noah and the Whale la escuché bajo un desconocimiento que, rápidamente Isaac, resolvió regalándome su título.


Sin más preámbulos, las 5 obras literarias de Isaac Pedrouzo para salir de cualquier incertidumbre. Y por supuesto, es el momento de volver al pequeño comercio, comprar muchos libros, y culminar el día con el sabor de una Estrella Galicia en la barra del Torgal. Títulos, títulos y más títulos.


La insoportable levedad del ser de Milan Kundera.


«Hay un momento en que uno (o una) se hace mayor de repente. Yo me hice mayor seis veces. La segunda fue al leer este libro. De repente un día estás preocupado de si los pantalones te sientan bien y al otro te asaltan algunas cuestiones de la existencia. Es difícil aceptar que la vida se tuerce. Milan te lo explica muy bien».


Seré un anciano hermoso en un gran país de Manuel Astur.


«Aquí los factores se me antojan distintos. Fue un regalo de alguien a quien echo mucho de menos. Me lo envió por correo ordinario, como se hacía hace dos millones de años, con un post it que solo decía: “me acordé de ti”. La cercanía generacional que me une a la historia de este libro hizo más fácil todo; la niñez en los 80, la adolescencia en los 90. Cómo verme a mí mismo en el cuerpo -en este caso las palabras- de otro».


La vida privada de los árboles de Alejandro Zambra.


«Ignorante como soy desde que nací, no tenía ni idea de quien era el chileno Zambra. Y a la tercera línea ya quise ser como él. La angustia de la espera, el querer terminar algo que uno nunca es capaz de terminar. La novela que más urgencia me causó en los últimos años. Maldito Zambra, qué bueno es».


Infelices de Javier Peña.


«Una historia contada desde varios puntos de vista de personajes distintos. La realidad de lo real: la ruptura de las relaciones sociales, inseguridades, afrontar una enfermedad grave. No hay tema vital que no se hable en este libro. A mí me salvó de un viaje muy largo en tren, de esos que nunca terminan. Aquel terminó casi al tiempo de la última palabra de la última página. Ahí donde ya está el índice».


Los asquerosos de Santiago Lorenzo.


«Es el último libro que compré. Sin saber de qué trataba si quiera, pero ¿quién no se compraría una novela con ese título? Crónica y crítica de como algunas veces escapar es la solución, vivir contigo mismo en soledad también. Gran contenido de humor grácil y una prosa digna de admiración y, porqué no decirlo, envidia».



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