Mi jaula se derritió mediante un proceso inaudito. Durante cinco minutos seguí revoloteando, en el mismo espacio, pese a la desaparición de los barrotes. Observé como mis alas, ante la celeridad de sus movimientos, albergaban la necesidad de volar en libertad.
Cuando salí de la prisión, me dejé llevar por el viento. Sobrevolé la ciudad sin ningún destino marcado, y en lo más alto pude esquivar el abrumador vaivén de la rutina. Seguí por el camino de los que han olvidado cómo vivir. Presa del cansancio llegué hasta un lugar donde el aire era puro. Posé mis pequeñas garras en las ramas de un almendro que estaba empezando a florecer. «Como yo», pensé. Alcé mis ojos y la visión de un espléndido castillo me invadió de esperanza. Y supe, desde una férrea convicción, que aquel lugar también era libre.
Licorice Pizza: Directed by Paul Thomas Anderson. 2021.